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Por: Turismo de la Región de Murcia en 11/09/24 9:33
Caravaca de la Cruz, una ciudad profundamente marcada por la historia y la espiritualidad, es hogar de varios conventos que reflejan siglos de devoción y arquitectura religiosa. Estos lugares, algunos aún en uso activo y otros adaptados para fines culturales, son testimonio vivo de la importancia que la Fe ha tenido en la vida de esta ciudad. Por ello, compartimos los conventos más emblemáticos de Caravaca de la Cruz, cada uno con su propia historia y particularidades:
El Antiguo Colegio de los Jesuitas, un conjunto que combina patrimonio religioso con espacios culturales, es uno de los lugares más emblemáticos de Caravaca. Aunque actualmente el claustro del Colegio se encuentra en obras, el recinto sigue siendo un punto de referencia en la ciudad. Este Colegio fue fundado por la orden jesuita y ha sido un importante centro de enseñanza y espiritualidad durante siglos. La iglesia, en su día consagrada a Ntra. Señora de la Anunciación, es hoy un espacio cultural que alberga diversas actividades y exposiciones, manteniendo viva la tradición educativa de la Compañía de Jesús. El conjunto es un buen ejemplo de cómo un edificio religioso puede adaptarse a los tiempos modernos sin perder su esencia histórica.
El Convento de San José de las Carmelitas Descalzas es uno de los monumentos más especiales de Caravaca, tanto por su valor histórico como por las recientes intervenciones que han potenciado su atractivo turístico. Fundado por orden de Santa Teresa de Jesús a finales del siglo XVI, este convento ha sido un importante centro espiritual durante más de cuatro siglos. En 2021, fue adquirido por la Comunidad con el objetivo de garantizar su conservación y aprovechar su potencial como destino cultural.
El conjunto incluye la Iglesia de San José, el antiguo convento, la Casa de las Mandaderas y su huerto. Se ofrecen visitas guiadas mensuales, con próximas fechas el 13 de septiembre y el 11 de octubre de 2024, que permiten a los visitantes descubrir las maravillas ocultas de este lugar. Recientemente, se han realizado estudios histórico-arqueológicos que han arrojado nueva luz sobre la evolución del complejo conventual, revelando la importancia de elementos como la Casa de las Mandaderas.
Para más información sobre las visitas y la historia del Convento de San José, visita este enlace.
El Monasterio y la Iglesia de Santa Clara son otra joya del patrimonio religioso de Caravaca de la Cruz. Este convento, que data del siglo XVII, está habitado por una comunidad de monjas clarisas de estricta clausura. Construido sobre la antigua Ermita medieval de San Bartolomé, el convento es un lugar de gran belleza y serenidad. La arquitectura del monasterio, con una fachada sencilla pero imponente, refleja la austeridad y la devoción de la orden clarisa. Aunque la clausura impide el acceso al público, la presencia de las monjas y la historia del lugar hacen que el Convento de Santa Clara siga siendo un lugar de gran espiritualidad. Puede visitarse, no obstante, la iglesia de Santa Clara cada mañana hasta el medio día, cuando está expuesto el Santísimo.
En una de las zonas altas del casco urbano se alzaba el convento de los frailes franciscanos, dedicado a Nuestra Señora de Gracia. Fue la primera orden religiosa en hacer intención de establecerse en la Caravaca renacentista, a principios del siglo XVI, pero diferentes avatares provocaron que se les adelantaran los Jesuitas y las órdenes Carmelitas. Finalmente levantaron en 1571 su convento y monumental iglesia en el barrio al que dieron nombre, San Francisco.
Los frailes tuvieron a su cargo el culto en la Iglesia de Santa Clara (de orden Franciscana también) y de otras tantas ermitas rurales, además de establecer en su convento una cátedra de Filosofía y Moral. Las desamortizaciones del siglo XIX supusieron el fin de esta fundación, y tras la exclaustración de los franciscanos, el convento languideció hasta que se derribó para dejar paso a la actual Plaza de Toros de Caravaca. No obstante, aún quedan algunos vestigios arquitectónicos pertenecientes a este convento, y son visibles adheridos en el exterior de la plaza.
San Juan de la Cruz, el santo Místico patrón de la poesía española y los contemplativos, figura universal de la religión, fundó personalmente este convento en 1587. Tras la fundación de San José de las Carmelitas Descalzas en Caravaca, el padre Juan de la Cruz las visitaba con frecuencia, por petición de la madre Teresa de Jesús. En una de estas visitas, Juan de la Cruz supo que las monjas carmelitas desearían tener cerca a sus hermanos de Fe, por lo que el Santo de Fontiveros se puso manos a la obra y logró autorización para abordar la fundación, que llevó a término con éxito.
Los Padres Carmelitas Descalzos siempre fueron muy queridos y populares, por estar muy implicados en la vida cotidiana y cultural del pueblo de Caravaca. Hoy en día, y tras dos exclaustraciones a lo largo de la historia, el convento del Carmen es autosuficiente gracias a la hospedería que los frailes regentan, y son patronos del premio de literatura “Albacara” y poesía mística “San Juan de la Cruz”. Como datos interesantes: la iglesia conventual del Carmen fue trazada por el mismo maestro constructor que el Santuario de la Vera Cruz de Caravaca, fray Alberto de la Madre de Dios, miembro también de los Carmelitas. Caravaca de la Cruz es, junto con Segovia, las únicas ciudades de España con doble fundación Carmelita Descalza.
Los padres Jerónimos llegaron a Caravaca en 1582, abriendo casa en un lugar cuyo nombre sólo conocemos como el “Trascastillo”, probablemente el hoy Barranco de San Jerónimo. Años después, un benefactor llamado Jacopo Bracamonte les cedió una casa junto a la fuente donde hoy se erige el Templete o Capilla del Baño.
Los Jerónimos no eran muy dados a participar en la vida pública de la villa, pero llevaban a cabo una labor impagable como hospedadores de niños huérfanos y expósitos. Como tantas otras órdenes, los Jerónimos padecieron los rigores de las desamortizaciones decimonónicas y fueron desalojados de su convento en 1836. El edificio pasó entonces a usos particulares hasta que a finales del siglo XX fue adquirido por el municipio para instalar allí la actual Casa de la Cultura. Del cenobio jerónimo, pues, apenas queda como testimonio visible una pequeña talla relieve en piedra del santo titular, San Jerónimo, sobre la puerta de la fachada derecha del edificio.
En definitiva, los conventos de Caravaca de la Cruz son mucho más que edificios religiosos; son testigos de la historia, la Fe y la cultura de la Región. Cada uno de ellos tiene su propia historia y particularidades que los hacen únicos, y visitar estos lugares es impregnarse de la mejor manera de siglos de devoción y de descubrir la profunda espiritualidad que caracteriza a esta ciudad.
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